jueves, 5 de marzo de 2009

Fecha 4

Edward Lestrange



En el camino Vincent le preguntó a Janus:
-¿Qué vamos a hacer en Sielestene?
-Buscar a la guardia negra.
-¿Y cómo vamos a hacerlo?
-Por los viejos acuerdos.
-¿Y pueden haberse aliado con mi padre?
-No lo creo, a ellos solo les queda defender su honor, su lealtad a la corona.
Armand dijo que allí deberíamos comenzar a organizar a los ejércitos, en el mejor de los casos podíamos llegar a reunir treinta mil personas. Vincent sabía que esto no era suficiente su padre tenía cien mil soldados a su servicio y si había dividido el ejército con Ayax, podían ser más.
-Podríamos traer a los imperiales- dijo Lu.
-No sería prudente traer a los imperiales- le dijo Janus.
-¿Por qué los vamos a hacer colon…?- Kelies le tapó la boca justo antes de que terminara de decir la palabra “colonia”.
-No se hable más de los imperiales, a no ser como el último de los recursos.
Janus dijo que íbamos a necesitar capitanes, gente capacitada para liderar los ejércitos y le sugerí ir a buscar a mi padre, después de todo él había servido en el ejército.
-O podríamos contratar mercenarios en Vasteron- dijo Janus.
Pero lo primero era llegar a Sielestene. Por fin luego de varios días lograron llegar a la ciudad. Era un punto tripartito entre los tres reinos, Marnell, Daramond y Vasteron, por generaciones los reyes habían sido criados allí con el objetivo de llevarse bien con sus vecinos. Los niños eran criados juntos para establecer fuertes lazos de amistad que impidieran cualquier guerra que involucrara a los tres reinos. La ciudad incluía tres torres, el río ofrecía el límite natural.
-Usted dirá con quién tenemos que hablar- dijo Vincent.
-Sí, vamos.
Nos recibieron dos hombres vestidos de negro y una mujer de lacio cabello verde, enfundada en una brillante armadura negra. Portaba una lanza y parecía ser una persona importante allí.
-Su majestad ¿qué lo trae por acá?
-Deben saber las noticias.
-Sí, algo sabemos de la caída de Marina.
-Necesito hablar con su líder.
-No se preocupe, nosotros le organizaremos cuanto antes una reunión con el maestro Khran.
Todos fueron conducidos hacia el castillo principal, cuando cruzaron el umbral la mujer los miró a todos, como escrutándolos, como si fueran enemigos. Sin embargo Lu la saludó y ella respondió su saludo.
-Es re-copada, mañana vamos a ir a tomar algo.
-¿Puedo ir?- Kelies y Thom se habían quedado hipnotizados ante su belleza.
-No, es solo de chicas, le voy a decir a Victoria y a Armand.
Kelies se moría de la risa, todos comenzaron a reírse, y también yo, era la primera vez que lo hacía después de la muerte de Héctor.
-Creo que voy a cortarme el pelo y dejarme la barba- dijo Armand.
Cuando entramos al salón principal vimos varios cuadros de antiguos soberanos de antiquísimos reinos. Varios nobles saludaron a Janus y le dieron ánimo para continuar, así como ofrecieron unirse a él y a su causa. Vincent también conocía a varios de ellos y los saludó políticamente.
A cada uno de nosotros nos condujeron a nuestras habitaciones para que pudiéramos descansar mientras arreglaban la reunión con el maestro.

-Señor ¿Desea tomar un baño?- le preguntó la sirvienta.
-No por ahora- dijo Vincent- ¿Su nombre?
-Irina…- ella lo miró extraño porque era solo una sirvienta y no estaba acostumbrada a que la trataran así.
-Lindo nombre. Mientras estemos aquí mi nombre es Vincent, no Lord, ni señor, ni nada parecido.
-Comprendo señ… Vincent ¿Desea algo de comer?
-¿Cómo es la costumbre aquí?
-Todos se reúnen en el comedor principal.
-Está bien entonces, iré a cenar allí.

A mí también me llevaron a una habitación y me ofrecieron tomar un baño, no lo dudé ni por un segundo, necesitaba relajarme un poco. Vi como ponían piedras calientes en el agua y luego unas mujeres se disponían a ayudarme, no las dejé hacerlo. Me trajeron un traje para que pudiera cambiarme, era mucho más femenino que mi uniforme de soldado. Era un pantalón pero que simulaba más ser una pollera y una blusa de una tela bastante bonita y brillante. La única vez que había tenido algo como eso había sido en el baile de graduación…

-Señores ¿necesitan un baño?- les preguntaron a Kelies y a Thom.
-Sí, acá hay uno y lo necesita urgente- dijo Thom, Kelies estaba bañado en aceite, había estado en el cuarto de máquinas de la nave haciendo vaya uno a saber qué.
-Lu, aprovechá- le dijo Thom y la empujó hacia las sirvientas. Ellas la condujeron hacia otra habitación mientras otras mujeres acompañaban a Thom y a Kelies.
-¿Qué? ¿Cómo que se bañan con una mujer? ¡¡Kelies!!
Kelies dijo que no necesitaba ayuda, pero Thomas sí decidió disfrutar de ciertos placeres.
-Muchas gracias, qué refrescante.

Luego del descanso todos nos encontramos en el comedor principal. Nos sentamos a la mesa con la mujer que nos escoltó al llegar y un muchacho muy joven, quizás tuviera unos dieciocho años. Se presentó como Ferenc Soren y pertenecía a una casa noble de Nyx.
Vincent me corrió la silla para que me siente, yo no entendía esas manías de los nobles pero no le dije nada.
Vincent conocía al niño y le preguntó por su padre. Él le dijo que se encontraba perfectamente.
-Decidimos apoyar a la realeza de Marnell- le dijo.
-No obstante, si el rey está aquí es porque viene a buscar tropas- dijo la mujer.
-Viene a buscar tropas. Mi nombre es Victoria.
Vincent me miró muy mal, quizá no había sido lo mejor decir eso, en fin, no parecía haber desencadenado ninguna tragedia.
-Silvan- se presentó ella.
-Un gusto.
-Lo que necesitamos ahora es información- les dijo Vincent.
-Necesitan una buena red…
-Sí, no podemos planear nada sin información- le dije.
-Entonces, habrá que hablar con “el vigía”.
Ninguno de nosotros tenía idea de quién era este supuesto vigía. En ese momento entró un guardia, estaba totalmente acorazado en su armadura de placas negra. Tenía puesto el yelmo. En ese momento Vincent me agarró de la muñeca y aprovechó para regañarme por lo que había dicho, me dijo que era la escolta del rey y que me comporte como tal.
-Yo no soy noble- le dije enfadada.
-Vas a tener que aprender.
Claro, para él era fácil decirlo.
El guardia nos condujo hasta la sala de reunión. El maestro Khran nos recibiría en ese momento.
-La situación está espesa- nos dijo después de la presentación de rutina.
-Más que complicada capitán- le dijo Vincent.
-Se me ocurren varias cosas por hacer pero… ¿podemos confirmar que el ataque fue del duque?
-Yo se lo confirmo- dijo Vincent y le contó todo lo que había pasado. Después de todo él era el hijo de Lazlo, quién mejor que él para contar los desastres que había cometido y aún estaba cometiendo su padre.
-¿Galbrenos está metido en todo esto?- dijo el maestro Khran.
-Sí ¿pasa algo?- Vincent vio que por su expresión esto no le había caído muy bien.
-Es un pariente mío.
-Lo entiendo.
-¿Cuáles serían los planes Janus?- le preguntó.
-La idea principal es recuperar Marina, pero primero hay que destruir los ejércitos de Ayax.
-Muy bien, habrá que hablar con “el vigía” entonces ¿ustedes tienen alguna idea?
Teníamos algunas ideas que habíamos ido elaborando en el transcurso del viaje, hacerlos pelear en la selva, desmoralizarlos, destruir la línea de provisiones…
-¿Pero y si el ejército es de criaturas?- dijo Khran.
-No lo sé, si son criaturas no sé como combatir contra ellas- dijo Vincent.
-¿Y si lo hacemos al revés? ¿Si en vez de defender atacamos? Podríamos atacar a los leones en su tierra.
-Mi padre tiene un ejército de cien mil hombres.
-¿Y la calidad?
-Casi todos son tropa regular…
-O sea basura, el único problema de conquistar ciudades es que después hay que guarnecerlas. Deberíamos atraerlos a donde nosotros queremos que vayan.
Khran dijo que ellos podían enviar unos dos mi quinientos, tres mil soldados de la guardia negra ya que no podían dejar la ciudad sin defensa. “Nosotros tenemos que proteger lo que yace aquí en la ciudad” dijo. Por los libros de historia sabíamos que hacía doscientos años Kai había unificado los viejos reinos, para esto había hecho un pacto con fuerzas Lucavi. Le dieron trece legiones con las que tomó todo sin problemas. En su nuevo gobierno reinstauró el comercio y los reinos florecieron. Las legiones se volvieron a su lugar de origen excepto la 13º legión. Pero nosotros no sabíamos que era lo que yacía debajo de la ciudad y lo que ellos estaban protegiendo.
-La capitana Silvan irá con ustedes.
-¿Cuál es el plan entonces Janus?
-Primero deberíamos saber cómo está la situación…
-Entonces vayamos a ver al “vigía”.
-Después me interesaría hablar con usted- le dijo Vincent.
-En la cena hablaremos.
-Preferiría que fuera en privado.
-Después de la cena entonces.
El vigía resultó ser un anciano, un mago gris. Su habitación estaba tapizada de papeles de distintos tamaños con ojos dibujados por todas partes, era una habitación muy extraña. Era un viejo de larga barba blanca y estaba mirando un pergamino.
-Príncipe Janus.
-Maestro- ambos se saludaron efusivamente.
-Señor- dijo cuando lo vio entrar a Khran.
-¿Puede mostrarnos la situación?- le pidió al anciano.
-¿Qué desea ver maestro Khran?
-¿Puede decirme donde está Ayax?
El anciano leyó unas palabras, uno de los pergaminos de la pared se desprendió y mostró una imagen. Vimos a Ayax hablando con otro hombre.
“-El maestro quiere saber cómo está la situación.
“-Imbrus no resistirá.
“-¿Qué debo decirle?
“-Que en un día la ciudad será de él.
Ayax tenía un ejército de treinta mil soldados, vestían armaduras livianas y llevaban espadas cortas. Todos tenían el mismo tipo de tatuaje que antes había visto en Vincent. Todos tenían marcado el rostro.
-Enfoca Marina- pidió Khran.
La ciudad estaba muy armada, con guardias del duque custodiando todos los puntos importantes. -Enfoca el palacio, sala del trono.
En el trono estaba sentado el duque Lazlo de Zelten, el padre de Vincent, hablando con un hombre del sindicato.
-¿Puede rastrear un bloque de personas?
-Sí, pero necesito tiempo.
Janus y Thomas se quedaron a ayudarlo.
-Gracias- le dije al anciano y le hice una reverencia, a pesar de su gran ayuda nadie le había agradecido.
-Es mi servicio señorita.
Vincent que siempre acotaba cosas respecto a estrategia militar o política ahora estaba mudo. Parecía como si hubiera estado esperando ver algo… o a alguien…

Entramos al comedor principal, pregunté donde estaba Armand, no lo veía desde que nos habían asignado los cuartos. Me dijeron que había ido a visitar las Iglesias de la ciudad. No pasó mucho hasta que salí de ahí porque me sentía muy mal entre todos esos nobles. Me fui a mi habitación y la mujer que me atendía me ofreció llevarme comida al cuarto, le agradecí.
Lu parecía muy feliz, había mucha comida alrededor. A Kelies comenzaron a hablarle de su trabajo cuando se enteraron que era ingeniero.
-¿Cómo van los planes con los acueductos?- le preguntó un noble.
-Bien, la maestra estaba diseñando algunos artilugios…
-¿Usted es ingeniero?
-Sí
-¿Y cuánto cobra por sus servicios?
Varios comenzaron a preguntarle por los trabajos que realizaba y le ofrecieron mucho dinero para comenzar a realizar acueductos allí. Ese era un buen lugar donde hubiera podido trabajar y obtener grandes sumas a cambio.
Armand golpeó la puerta de mi habitación.
-¿Dónde anduviste?
-Estuve visitando las iglesias, buscando información. La Orden del Águila Bicéfala va a enviar cazadores.
-¿Qué es eso?
-Es una orden de cazadores de demonios. Pero dejemos de lado esas cosas, no querés salir un rato en vez de estar sola acá.
-Bueno dale, no me gustó el comedor, estaba lleno de nobles queriendo figurar. Ese ambiente no es para mí.
Cuando cruzamos las puertas del edificio principal nos vieron los demás y decidieron seguirnos. Fue Vincent el que nos vio y le avisó a Kelies, a Lu y a Thomas.
-¡Vamos a comer afuera! Paga Vincent- dijo Lu.
-¡Paga Vincent!- continuó Kelies.
-¡Vamos con Armand y Victoria!
-Sí, cuanto más seamos más divertido va a ser.
Armand y yo entramos a una taberna y nos sentamos en la barra a tomar un trago y a charlar. Armand se estaba dejando crecer la barba y se había atado el pelo, parecía que el comentario de Lu realmente le había afectado. Estaba vestido con unos pantalones negros y una camisa blanca, un poco abierta en el pecho. Era raro verlo con esas ropas, por lo general siempre llevaba la túnica de mago. Supongo que para él también era raro verme a mí vestida así.
Lu entró y se dirigió hacia nosotros pero Kelies la frenó.
-Vos estabas con esa flaquita, con Isabela, estaba linda- le dijo a Thom.
-Ella es otra alquimista, y no sé donde se quedó…
-¿Qué paso con la flaca esa?
-Es una compañera de trabajo. Además es lo mismo que yo te pregunte si tenés algo con él.
-Fuera bicho- dijo ella y se alejó de Kelies.
En un momento vi que alguien se subía a cantar al escenario, era ¿Vincent? Comenzó cantando bastante mal pero se ve que empezó nervioso porque después cantó bastante bien. Armand me dijo:
-¿Bailamos?
-Sabés que no sé bailar.
-Dale… por favor…
-Está bien.
Pero para mí bailar era recordar a Héctor y me empecé a deprimir. Lo único que me evocó esa situación fue el baile de graduación.
-Tenés algo para ponerle en la bebida a Kelies- le pidió Lu a Thomas.
-¿Qué?
-¡Algo para emborracharlo tonto!
Kelies ya estaba bastante borracho como para además agregarle algo a la bebida. Pero Thomas le dio una botellita.
Vincent sacó a bailar a una de las meseras. Ella era tímida y le dijo que no esperaba que él la sacara a bailar. Se quedaron charlando un poco más mientras Armand y yo nos íbamos.
-Disculpá si te hice sentir mal, la idea era alegrarte- me dijo.
-No, estoy bien, solo me acordé de algo.
-Sí, de cuando fuiste a tomar con Alex y Héctor y él te sacó a bailar dos temas y después bailó el resto de la noche con Alex.
No era esa vez, eso no había sido nada comparado a otras veces, pero no le dije nada. Armand era demasiado bueno conmigo… y yo era una egoísta.
-Que duermas bien- se despidió.
-Gracias, vos también.
Lu al día siguiente le quiso hacer creer a Kelies que habían estado juntos, pero él se dio cuenta de la treta.
-Estas vestida…
-Casi caés…
Ese día me desperté de muy mal humor, había estado soñando con Héctor pero durante todo el sueño yo ocupaba el lugar de Alex. Fue horrible.
Fui a desayunar y lo vi entrar a Thomas muy contento, parecía que se había divertido la noche anterior con la pelirroja que había sacado a bailar.
-No deberías tomar tanto. Ah! Y ella te metió algo en la bebida- le dijo a Kelies.
-Shhhhhhhh- le dijo Lu, pero ya era tarde.
-No te preocupes, era agua.
-¡Le pusiste agua a la cerveza! ¡Ese es el peor sacrilegio!- le dijo Kelies.
Vincent fue a buscar a Janus, cuando llegó a la habitación del vigía le dijeron que el maestro estaba durmiendo. Se encontró con Janus en el camino.
-¿Qué pudiste ver?- le preguntó Vincent.
-Son cuatro ejércitos. El de Ayax de treinta mil personas con esas manchas. Hay una flota naval de por lo menos quinientas naves, fácil con unos diez mil soldados, es lo que está yendo a Balfonus. Hay una gran escuadra en la Caladnia de cincuenta mil personas al mando de tu padre. La flota de Balfonus la maneja Ker-Dalis. La de Caladnia Galbrenos, y parece que se dirige hacia aquí. Otra opción es que se dirija a la Torre de Cristal, por el paso de montaña. La flota de Ker-Dalis en cinco días estaría desembarcando en Balfonus. Deberíamos ir nosotros allí, con algunos guardias negros para guarnecer la ciudad. Nos podría llevar el vigía- el que habló fue Janus.
Cuando nos reunimos Khran nos dijo que el ejército de Galbrenos era bastante bueno, además que tenía cinco mil jinetes de chocobo bajo su bandera. Podrían atacar el castillo de May o a la Marca Este para llegar a Sielestene.
-Esos barcos no pueden llegar a Balfonus- dijo Vincent.
-Yo iré más tarde, casi sobre el cuarto día, intentaré reclutar más gente en las provincias occidentales. Ustedes deberían pasar ahora.
-Victoria, arrodillate- me dijo Janus, tomó la espada, la apoyó sobre mi hombro y me dijo- Te nombro Capitana de la Guardia Real de Marnell.
Eso era demasiado para mí, no me merecía estar en ese lugar, solo las causas fortuitas lo habían permitido, Alex tenía que estar ahí, no yo. Me entregó un anillo con el emblema de la casa real, eso me permitiría confiscar materiales en nombre del rey. Thomas y Kelies necesitaban materiales para hacer explosivos para llevarlos a Balfonus.
Vincent se quedó a solas con Khran y le preguntó por la espada que portaba y que le había otorgado Ker-Danull.
-Es una espada del caos, se fabricaron hace mucho en la época de los Aegil.
-Esta espada me la dio Ker-Danull.
-Los Lucavi son jugadores de ajedrez, no hacen nada sino es para un fin posterior. Pero esa espada no es maligna, deberías intentar usarla, quizás algún día puedas activar su verdadero poder.
-Tuve que superar demasiados prejuicios.
-Vamos, perteneces a las sombras después de todo. Agradezca que al menos tiene un alma.

Antes de partir decidí ir a ver al anciano. Armand me acompañó. Todos le decían “el vigía” me hubiera gustado saber su verdadero nombre.
-Hola señorita ¿a qué se debe su visita?
-Hola, me gustaría pedirle un favor… necesito encontrar a alguien, su nombre es Edward Lestrange.
-¿Y dónde vive él?
-En el pueblo de Lestrange, queda cerca de Marina, no muy lejos de las montañas.
Le indiqué como pude y el anciano comenzó a mover esos extraños paneles. Cuando pareció encontrarlo miré ansiosa, pero lo que vi fue terrible. Lestrange estaba destruido. Mi padre tenía una profunda herida en el pecho, yo conocía bien que arma podía hacer ese corte. Estaba mirando hacia el cielo, los ojos vidriosos. Yo sabía que ese tipo de técnica era una tortura, estaba prohibido hablar de ella en la academia, podían pasar horas hasta que el atacado muriese viendo su propia sangre manar de su cuerpo. Si la persona no moría podía quedar sumida en la locura.
-¿Puede llevarme allí?- le pedí enseguida, tratando de controlarme.
Él viendo la situación se preparó, vi como introdujo el brazo en el panel y como su mano aparecía en Lestrange. Tiró de mi padre y en cuestión de segundos él estaba en la habitación. Corrí hacia él y lo abracé inconscientemente. Armand me corrió y lo estabilizó, estaba muy herido.
-¡¡Ayax!!- gritó y se desmayó.
-Ya está bien, no morirá- me dijo Armand- lo que no puedo saber es que va a pasar con su mente.
Lloré. Ayax me las iba a pagar todas y cada una.
Lo llevaron a una habitación, me quedé a su lado tomando su mano hasta que despertó. Me miró y me acarició el rostro.
-Christine- ese era el nombre de mi madre.
-Papá, soy yo Victoria.
Pero él me siguió llamando como si fuera mi madre. Una de las mujeres que estaban allí me dijo que era mejor que lo dejara descansar. Salí de la habitación, yo no podía hacer nada ahora, solo había que esperar.
-¿Cómo está?- me preguntó Armand.
Yo sabía que si él no hubiera estado allí mi padre se hubiera muerto.
-Está bien. Gracias- no sabía como iba a pagarle lo que había hecho por él. Creo que no había una retribución que pudiera igualarlo.
-¿Estás lista?
-Sí. Por favor, cuídelo- le dije a la mujer y me fui con Armand.

Vincent llegó poco después a la habitación del vigía y vio la sangre bañando el suelo.
-¿Qué pasó?- le preguntó al anciano.
-Tuve que traer a una persona, parecía muy importante para la señorita…- Vincent se quedó mudo pensando en lo que él había dicho, podía traer gente de otros lugares…
-Desearía ver a una persona.
-Está bien, dígame donde buscar.
-Zelten, la sala del trono. O su habitación- le indicó.
Cuando Vincent la vio no pudo reprimir las lágrimas.
-Cuando desee cerrarlo, ciérrelo.
-Cuando quiera cerrarlo…- fueron sus tristes palabras.
Cuando fue el momento de partir llegaron primero Thomas, Kelies y Lu.
-¿Ustedes también tienen algo que quieran ver?
Ella enseguida le dijo al anciano:
-Sí! A mí me gustaría ver Maelstrom.
-Lo siento, no puedo llegar tan lejos.
-¡Ufa! ¿Ves que no servís para nada?
-¡Lu!- le llamó la atención Vincent, y lo miró a Kelies como diciéndole que la controle.
-¿Qué te pasa? Tenés los ojos rojos…
-Nada.
Cuando llegué junto a Armand le agradecí al vigía lo que había hecho por mi padre. Al instante abrió un portal y los seis aparecimos en Balfonus. Con nosotros venía también Silvan. Janus estaba a salvo en Sielestene junto a la guardia negra, así que me preocupé en ocupar mi “nuevo puesto” no merecido, Alex no estaba allí para ocuparlo y por eso me lo habían otorgado a mí. Era la primera vez que me asignaban una tarea tan importante y juré hacerla lo mejor posible, por mi padre, por mi amiga y por los que ya no estaban.
Balfonus era una ciudad que unía dos construcciones antagónicas, una antigua, las ruinas de la vieja ciudad, y sus muros. La otra más moderna, detrás de una bahía amurallada, ahora abarrotada de barcos, entre unos setenta y cien la ocupaban. Los acantilados cubrían la ciudad que se hallaba en una zona más baja. En la periferia aún se levantaban los antiguos muros.
-Hay algo que no está bien- dijo Vincent, había sentido una presencia extraña.
-Son sombras. Tú también puedes sentirlas- dijo Silvan.
Nos recibió un guardia de la ciudad y le mostré el anillo.
-Victoria Lestrange, capitana de la guardia real de Marina. Venimos en nombre de su majestad Janus.
-El duque los recibirá, ¿vinieron por los barcos no? Mis agentes los vieron a unos tres o cuatro días de aquí.
Nos condujo hasta el edificio principal y el duque nos recibió, toda ayuda era importante en esos momentos, aunque solo fuéramos seis, entre nosotros había un integrante de la guardia negra. Un capitán interrumpió la reunión para traer noticias, su nombre era Lucazs y parecía un hombre con muchas batallas a cuestas, tendría unos cincuenta años de edad. Cuando le dije quien era me abrazó fuertemente. Yo no entendía porqué estaba haciendo eso hasta que dijo:
-Soy un viejo amigo de tu padre ¿cómo está Edward?
-Ahora está bien, pero fue atacado cuando destruyeron Lestrange.
-No puedo creerlo ¿y tu madre? ¿está bien?
-¿No sabía? Ella murió al nacer yo.
-Lo siento…
-Bueno, creo que ya es suficiente de estas charlas. Tenemos un gran problema a las puertas de la ciudad- dijo Vincent.
-Sí, ya puse a varios de mis soldados en la muralla, no falta mucho para que los barcos estén sobre nosotros. Sería bueno que nos sentemos a planear una estrategia.
Entre todos comenzamos a planear los mejores pasos a seguir. Hasta se habló de encadenar los extremos de la bahía, de poner explosivos, de atacarlos en la selva, pero la realidad era que no sabíamos como estaban parados ellos. Había que buscar información primero. Además había otro problema, los escoltaban tres barcos voladores, ahora distanciados de ellos y sobrevolando tierra. Silvan sugirió una maniobra para hacerlos descender y tomarlos, o esperar a que tuvieran que hacerlo para que descasaran los motores. Era fácil decirlo, aunque ella parecía creerse capaz de hacerlo, y yo al menos no lo dudé.
-¡Sal!- dijo de repente Silvan. De la pared surgió una sombra humanoide.
-Venimos a negociar…- dijo con una voz extraña- queremos que nos entreguen la ciudad, o nos veremos obligados a atacar.
-¿Quién te envía?
-Mi señor, Ker-Dalis.
-Si quieren la ciudad que vengan a buscarla- dijo Lucazs.
Varias sombras se unieron a la primera y nos atacaron, por suerte pudimos proteger al duque, pero Armand había resultado herido, y en menor o mayor medida, nosotros también. Una batalla se avecinaba en Balfonus… yo solo esperaba encontrarme con él en el trayecto, ahora mi odio era mucho mayor, iba a matarlo o iba a morir en el intento.

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