martes, 24 de marzo de 2009

Fecha 6


Galbrenos


La noche había sido muy larga. Había estado vigilando la bahía y cada tanto me parecía ver algún cadáver moviéndose. Me acercaba a ellos pero cuando los veía más detenidamente no se movían. Me pregunté si no había hecho mal en detener los envíos, al menos no había motas negras en el aire. El olor comenzó a ser insoportable. Estaba exhausta, llena de heridas, y además Armand se había enfadado conmigo. ¿Que nadie podía entender porqué tomé esa decisión? ¿Qué haríamos si llegaba por mar alguna abominación peor que las que ya habíamos visto? No teníamos defensa, ya no había ejército y además los que aún podíamos pelear estábamos demasiado cansados.
Al amanecer decidí ir a ver al duque, yo no iba a decidir si era conveniente o no seguir haciendo los envíos. Necesitaba que alguien me creyera pero eso no parecía ser posible, hasta me pregunté si todo no había sido mi imaginación…
Pero antes de eso necesitaba ir a ver a Armand, él tenía que ayudarme, necesitaba confirmar qué era lo que estaba generando las motas negras. Cuando llegué a su habitación golpeé la puerta y él me dejó pasar.
-Sí…- aún seguía muy enfadado y me hablaba como si yo fuera su superior al mando. Así que si él quería que lo trate así, así lo iba a tratar.
-Necesito que vengas conmigo.
-¿A dónde?
-A la bahía, necesito saber que pasaría si seguimos con los envíos.
-Victoria, vos sola viste esas motas, nadie más las vio… ¿No pensás que pudo haber sido tu imaginación?
Eso que me dijo me dolió.
-No podía arriesgarme, y no voy a hacerlo ahora.
-Si lo permitís, voy a ir a continuar con mi trabajo, esas personas necesitan descansar en paz- me habló tan fríamente que decidí irme de allí, si Armand no me creía igualmente iba a decírselo al duque, que fuera él el que decidiera qué hacer con su ciudad.
-Hacé lo que quieras- le respondí tan fríamente como él me había hablado a mí.
Fui de inmediato al despacho del duque.
-Duque necesito hablar con usted- allí también estaban Vincent y Lucazs.
El dejó de hacer lo que estaba haciendo y me miró.
-Dígame señorita.
-Ayer a la noche tuve un sueño, pero era demasiado real, tanto que no podría asegurar si fue un sueño o no. En él Ker-Dalis aparecía diciéndome que no habíamos ganado, que habíamos caído en su trampa. Cuando me desperté vi unas motas negras salir de los cuerpos de los que habían sido aberraciones, se dirigían hacia el mar, en vez de ir hacia el cielo.
-¿Y por qué me dices esto ahora?
-Anoche ordené que cesaran los envíos.
Todos me miraron muy mal, excepto Vincent, creo que él sí me creía después de todo, quizás porque él había conocido a Ker-Danull sabía lo que esos seres eran capaces de hacer con las mentes de las personas.
-¿Qué hiciste qué?
-No sabíamos qué eran esas motas negras, no podía dejar que continuaran, además los magos estaban exhaustos, necesitaban descansar.
-Pero los envíos tienen que seguir…
-Ahora, no voy a ser yo la que decida qué es lo más conveniente, yo ya les advertí lo que vi, usted es el que tiene que decidir qué hacer con los cuerpos.
Di media vuelta y me marché a mi habitación. Necesitaba descansar. Sabía que seguramente el duque volvería a ordenar que se hicieran los envíos, después de todo yo solamente era una contra todos los demás.

-¿Siempre es así?- le dijo Lucazs a Vincent.
-Sí, pero no creo que haya mentido, usted comprenderá que el estrés que vivimos ayer pudo haberle hecho ver algo que no era.
-Eso es normal en las batallas, debería aceptar la madurez. Su padre y yo vivimos situaciones mucho peores que esta.
-Dígame capitán ¿cuántas veces estuvo frente a un Lucavi?
Él no dijo nada.
-Debería comprender que aunque haya peleado en una guerra no significa que deje de ser una niña de dieciocho años.
-Bueno, ya dejen de discutir por favor- dijo el duque- Voy a ordenar que continúen con los envíos de inmediato.

Lu lo despertó a Kelies por la mañana, el olor de los cuerpos comenzando a descomponerse era insoportable para todos.
-Eu! Eu! Despertate ¿no podés crear una máscara de gas?
-Un trapo con vinagre serviría- le respondió Kelies.
-Algo más flashie…- él se quedó pensando- Ah! Ya tardaste mucho ¿Qué vamos a hacer?
-Por el momento, ir a desayunar.
-¿Cómo va el tema del barco?
-Ya está.
-¿Dónde está Victoria?
-Debe estar con Armand…
Cuando llegaron al comedor se encontraron con él.
-Que caripela- le dijo Kelies.
-Estoy cansado. Estuve enviando almas al otro mundo.
-¿Estuviste con Victoria?
-No quiero hablar de eso ahora…- dijo terminante- ¿el barco está terminado?
-Sí. ¿Por qué no hacen turnos con tus compañeros magos? Eso les permitiría descansar.
-Voy a continuar mi trabajo- dijo y desapareció.
Cuando Vincent lo vio salir a Armand lo interceptó.
-Armand ¿hablaste con Victoria? ¿Te dijo lo que vio?
-Sí, creo que tuvo un sueño y lo tomó por realidad, los envíos tienen que continuar o los muertos regresarían como criaturas monstruosas de todas maneras. Ahora si me permitís tengo que seguir trabajando.
Vincent entró al comedor en busca de Kelies y le preguntó si podían arreglar todo para salir esa misma tarde. Él le dijo que ya estaba todo casi listo. Llegó al momento Thomas que se puso a jugar con Lu una especie de juego de manos y Vincent les dijo:
-Estamos en una guerra entre la vida y la muerte, por favor tratemos de ser un poquito más adultos…
-Bueno…- dijo ella.
-Porque lamentablemente, somos los únicos que podemos hacer algo por este reino. Ahora voy a hablar con Victoria, estén listos para partir lo antes posible.
Vio que Lu tomaba una postura incómoda y que ella consideraba adulta.
-¿Te pasa algo?- le dijo Vincent.
-Soy una mujer seria y distinguida- dijo mientras hacía que fumaba un grisín- Todos en la mesa se rieron. Vincent se dio cuenta de que esa actitud infantil solo era una forma de evadir la realidad.
-Creo que en el bar no “mojó”- le dijo Thom a Kelies cuando ya se había ido.
-Creo que no…- estuvo de acuerdo su compañero.

Vincent se dirigió hacia mi habitación. Al primer golpe no atendí, pero fue insistente así que me levanté y abrí la puerta.
-Perdoname si te desperté.
-¿Qué?- le pregunté reprimiendo un bostezo.
-Nos vamos hoy a la tarde.
-¿A dónde?
-A Sielestene.
-Está bien, no tengo mucho para empacar.
-Ahora descansá, todavía hay tiempo.
Solo había una cosa que me impulsaba a querer volver allí, quería saber como estaba mi padre.
Vincent volvió al comedor, le habían dicho que Silvan se encontraba allí. Ella estaba desayunando y él se sentó a su mesa.
-Buenos días Silvan.
-Hola Vincent.
-Voy a ir a Sielestene, supongo que vendrás con nosotros.
-Bueno, vamos ¿y para qué?
-Quiero hablar con Janus, creo que ahora la única posibilidad que tenemos es negociar con Galbrenos, y necesito saber si él está de acuerdo y hasta donde podemos negociar.
-Si es para ofrecerle una parte del país desde ya te digo que no, no estamos a favor del separatismo.
-Por eso quiero hablar con él.
Luego de la charla Vincent decidió ir a pedirle ayuda económica al duque, necesitábamos reabastecernos y le iba a pedir a Kelies que comprara algunas cosas útiles. Fue al angar a buscarlo y de paso ver como iban los preparativos del barco.
Cuando llegó vio al ingeniero cociendo, a Thomas dándole los últimos toques de pintura al barco y Lu estaba cantando. El barco se llamaba “El cazador de los cielos” y detrás del nombre le habían agregado la palabra “adulto” y le habían dibujado un ojo guiñando. No podía haber sido otra que Lu.
-¿Qué estás haciendo?- le preguntó Kelies.
-Hago unos paracaídas para un caso de emergencia.
-¿Querés ir a comprar?
-Ya fui ¿no lo notás?
-Me refería a comprar cosas en serio… Necesitaría mejorar mi espada.
-Para eso necesito magicita, tiempo y plata.
Ambos se dirigieron al mercado pero solo encontraron allí equipo básico. La gente de la ciudad estaba ayudando en lo que podía y eran pocos los negocios abiertos. Vieron como las motas blancas se elevaban donde Armand y los demás magos estaban haciendo los envíos. La gente ataba los cuerpos y los arrojaba al mar. Muchos lloraban. Vincent intentó reprimir las lágrimas y le dijo a Armand:
-Después de comer ¿podrías venir al angar?
-Sí, ahí voy a estar- le respondió cortante.
Pasaron algunas horas y Armand fue a buscarme.
-Victoria ya es hora de irnos. Te preparé algo de comida para que puedas comer algo durante el viaje.
-Gracias ¿ya se te pasó?
Parecía que lentamente volvía a ser el mismo Armand de siempre. Aunque creo que después de todo lo que habíamos vivido todos habíamos cambiado en mayor o menor medida. Fuimos hasta el hangar. Lu parecía contenta y Thom estaba bastante serio. Vincent nos reunió a todos para contarnos su idea. Quería hablar con Galbrenos y pedirle que se nos uniera. A mí no me gustaba nada eso, no confiaba en absoluto en ese hombre, pero también admití que no había muchas más opciones. La guardia negra podía combatir siete a uno, pero también eran mortales y en número nos superaban demasiado ampliamente, si nos uníamos a Galbrenos teníamos una oportunidad para acabar con Lazlo y recuperar Marina.
-Creo que Galbrenos aceptaría si le ofrecemos más de lo que le ofreció mi padre.
-A ver si entendí lo que querés decir- dijo Silvan- Vos querés decir que Janus hable con Galbrenos para comprobarlo…
-Es demasiado riesgoso- dije.
-No dije eso, habría que ver hasta donde Janus quiere negociar. Hay que decirle a Galbrenos que mi padre lo puede traicionar. Yo podría ir a hablar con él.
-¿y por qué no seguimos el plan original? Por qué no vamos a Imbrus.
-Porque no tenemos con qué.

Cuando llegamos a Sielestene nos recibió Soren que enseguida nos concertó una reunión con Janus y Khran.
-Los felicito por la defensa de Balfonus, estuvieron muy bien… pero ahora no tenemos más ejércitos…- dijo Khran.
-Tengo una idea su majestad…- le dijo Vincent y le contó su idea de convertir a Galbrenos en un aliado- Puede que Galbrenos todavía no sepa que la “ayudante” de mi padre es Ker-Danull, y si lo sabe, aún podríamos apelar a su humanidad.
-También está la posibilidad de que sí sepa, o de que sea muy amigo de su padre.
-Yo creo que los Seis Leones solo quieren un cambio en el gobierno para ver que beneficios pueden obtener.
Sabíamos que las tropas que tenía el enemigo eran en su mayoría de Galbrenos, que además de sus soldados había pagado mercenarios de Daramond. El resto eran de Zelten. Los demás Leones no tenían ejército solo proporcionaban alimentos o pertrechos.
-¿Qué podemos ofrecerle a Galbrenos?
-Darle más territorios, si eso es lo que quiere. Debería hablar con él- dijo Janus.
-No, usted no, deberían ir enviados.
-¿Y quién tendría tanto valor?- Varios me miraron a mí. Kelies me señaló directamente.
-Yo iría si me lo pide su majestad- dije.
-Yo voy si va la mujer del fierro grande- dijo Kelies.
-Vos no tenés un título…- le dijo Lu- Además nosotros somos del Imperio.
-Bueno, no se preocupen ¿alguien me prestaría una espada?- dijo Janus, Khran le entregó la suya- Arrodíllate- esperó a que Kelies lo hiciera y le puso la espada al hombro- Te nombro ingeniero real- Kelies se paró y Lu le dijo:
-¿Nos van a pagar más ahora?
-No lo creo…
-Si Galbrenos quiere tierras acepten, si quiere un título, acepten.
La reunión concluyó y decidí ir enseguida a ver como estaba mi padre. Los doctores me dijeron que estaba bien, que aún gritaba el nombre de una mujer, el de mi madre, y el mío. Fui a su lado y esperé pero él no se despertó. En su delirio me dijo que tenía que unirme a Ayax, no dudé que su mente todavía seguía demasiado confundida.
Cuando salí de la habitación me encontré con Armand.
-¿Cómo está?
-Está bien, pero su mente aún no se recupera, ahora me dijo que tengo que unirme a Ayax, a ese maldito que casi lo mata, casi nos mata a nosotros y destruyó las fuerzas de Balfonus.
Pero la realidad era que no nos había matado, y si hubiera usado una mejor estrategia hubiéramos perdido Balfonus. No, no iba a pensar siquiera en unirme a él, jamás. Tenía que pagar por lo que había hecho.
-Perdoname por haberte hablado así ayer- me dijo Armand.
-Está bien, no importa, quizás si imaginé después de todo.
-Deberías ir a tratarte esas heridas. Cualquier cosa ya sabés donde estoy.
-¿Dónde?
-En la habitación de al lado, tonta- me dijo sonriendo.
Volví a entrar a la enfermería y me quedé junto a mi padre mientras me recuperaba de las múltiples heridas que había recibido. Me dolía todo el cuerpo, tanto que recordé los primeros días que había entrenado con Alex ¿dónde estaría ella ahora? Esperaba que el padre la estuviera cuidando.
Kelies recibió un permiso de Khran para comprar y abastecerse antes de salir. Le pidió magicita para mejorar su arma, y él le dio bastante más.
Cuando llegó al lugar que le habían indicado lo atendió un anciano.
-Jovencito…
-Vengo por magicita, 250 gramos me fueron concedidos.
-¿Tiene los papeles?
-Tengo esto- dijo mostrando un sello real.
-No veo los papeles…
-¿Me prestaría papel y lacre?
-Ah! ¿cuánto quiere?
-No, le estoy diciendo que me preste un papel y lacre- Kelies ya estaba perdiendo la paciencia. El anciano le dio lo que había pedido y él redactó un documento para dárselo.
-¿Y usted es?- le preguntó- ¿qué necesita?
-Le dije que vengo por magicita, aquí tiene la orden- y le entregó el papel que acababa de escribir.
-Espere que busco los anteojos…
En ese momento llegó Silvan.
-¿Problemas?- dijo mirando a Kelies- Podés atenderlo, Janus lo nombró ingeniero real.
-Ah! Hola Silvan. Está bien, le voy a dar lo que pide- dijo hablando con un tono de voz totalmente distinto. Kelies no lo podía creer, se había estado burlando de él todo el tiempo. “Viejo de mierda” pensó.
Todos nos volvimos a reunir luego de algunas horas. Kelies me entregó una tiara y yo le pregunté:
-¿Qué es esto?
-Una tiara.
-Sí, ya lo sé, pero ¿qué hace?
-Va a hacer que pegues más preciso.
Lu lo vio y enseguida le dijo:
-¿Qué me trajiste? ¿Qué me trajiste?
-Tomá, le dijo y le entregó un anillo.
Ella se lo quedó mirando…
-Ay ¿en serio? Sí, acepto!
Kelies se tomó la cabeza y Armand aprovechó la situación para “vengarse”.
-Yo puedo casarlos ahora si quieren.
-Yo puedo ser uno de los testigos- dijo Vincent.
-Y yo el otro- agregué.
Kelies se puso pálido. Armand comenzó la ceremonia pero cuando llegó a la parte donde Kelies debía responder “acepto”, Lu dio marcha atrás.
-No, no quiero. No te veo convencido…
“Gracias” pensó y me dijo:
-Será mejor que vos tengas esto- dijo y me entregó el anillo- Es un anillo de protección.
-¿Y yo?- dijo Lu.
-Te podés quedar con la tiara.
-Armand, a vos te va a servir más que a mí- le dije y le entregué el anillo.
-¿Estás segura? ¿No se supone que tendría que dártelo yo?
Me reí con ganas.
-Al menos logré que sonrieras- dijo y se puso el anillo de protección.
Ya no había más que hacer que ir a ver a Galbrenos. Fuimos hasta su campamento y lo primero que tuvimos que hacer fue entregar nuestras armas. Yo fui la última y no me gustó nada dejar el nodachi que había sido de mi padre. No emití opinión, decidí confiar en que nos devolverían todo al salir, si es que no decidían retenernos… o matarnos.
-Joven Justorius…- le dijo Galbrenos cuando estuvimos en su tienda.
-Duque Galbrenos- Vincent nos presentó a todos por nombre y título, yo no sabía nada de política así que lo dejé en sus manos. A Galbrenos lo custodiaban la mujer que lo había acompañado en Marina armada con su arco y un mago rojo. Yo me paré detrás de Vincent. Cuando él dijo mi nombre, recibí un insulto de ese maldito.
-Victoria Lestrange, capitana de la guardia real de Marina.
-Ah! Un ascenso por la exitosa defensa de la ciudad.
-¿Defensa de qué?- le respondí.
-Tomen asiento por favor.
Todos se sentaron menos yo que pretendía quedarme parada detrás de Vincent. Él me tomó la mano y me obligó a sentarme. Por una vez le hice caso…
Vincent comenzó a hablar, no recuerdo exactamente que le dijo pero recuerdo la parte de que Janus le había dado orden de igualar o mejorar la oferta de su padre.
-¿Janus quiere comprarme?
-No exactamente…
-¿Qué me puede ofrecer él que ya no tenga?
-Yo mantendría todas las concesiones que usted tiene ahora con mi padre. En cuanto a lo demás… se puede negociar.
-¿Usted conoce Kwon? Allí hay una figura llamada shogun.
-No estoy al tanto.
-Es una figura que se ubica por debajo de la autoridad real pero comanda todos los ejércitos.
-O sea que se encargaría de la defensa del reino…
-Así es.
-Déjeme hablarlo con Janus.
Este hombre pedía demasiado, eso era mucho poder para un solo hombre y en caso de morir Janus (mejor dicho en caso de ser asesinado), él quedaría al mando de todo. Además Vincent lo puso al tanto de los aliados que tenía su padre.
-Quizás sus magos le hayan hablado de los lucavi…
-Presumo que tu padre debe saber.
-Y lo usa ampliamente. Vio la mujer que lo acompañaba siempre…
-¿Ker-Danull?
-Así es.
-No se preocupe, antes de ser una hormiga trabajadora de su padre prefiero ser “sub-rey”. Si Janus acepta mis demandas, que un familiar mío se enlace matrimonialmente con el duque de Caliad y se mantienen las concesiones económicas, lo que pides es un hecho.

Una vez en Sielestene nos reunimos nuevamente con Khran y Janus.
-¿Qué fue lo que pasó? ¿Qué es lo que quiere?- preguntó Janus.
-Quiere ser el shogun de Marnell- dijo Vincent.
-El virrey- dijo Kelies.
-El segundo al mando.
-Shogun es un título en Kwon…- dijo Janus.
-Así es.
-¿Y el puesto este lo quiere hereditario?- dijo Khran.
-No necesariamente- le respondió Vincent.
-No dijo nada al respecto- dije.
-Además quiere el Caliad y las mismas concesiones económicas que hoy tiene con mi padre.
-Es un noble, quiere poder, tierras y dinero- dijo Khran.
Janus al final dijo que firmaría el acuerdo con él y que le pediría que recuperara Marina como primera misión. Yo pensaba que eso era demasiado riesgoso.
-Es demasiado poder para un solo hombre- dije.
-Si la situación con Galbrenos se descontrola, nosotros nos encargaremos- dijo Khran.
Janus estaba demasiado presionado y se fue a descansar, creo que esa situación era demasiado para él.

Al día siguiente llegó Galbrenos, sin recibir respuesta se presentó en Sielestene. Iba con su mujer y no llevaba armas.
Fue dirigido hacia la misma habitación en la que nos reuniéramos el día anterior.
-Ayer se me hizo una oferta ¿sigue en pie?
-Sí, así es, y los concedo- dijo Janus.
-Perfecto su majestad.
-Ahora bien, el puesto de virrey será para su persona, después lo decidirá el rey de Marnell.
-Pensé que sería hereditario, como todo título.
-No.
-¿Mientras no muera el puesto es mío?
-Sí.
-Hecho.
-Una cosa más, si te quedas con el Norte, es la frontera con Daramond, no aceptaré que venda mis tierras.
-Ahora soy aliado a Marnell- dijo Galbrenos.
-Entonces tu primera misión es recuperar mis tierras.
-Bien, tengo una estrategia. Vas a volver a tu trono rápido. Lo primero que vamos a decir es que Lazlo es un usurpador, que Janus está vivo, y que le daremos el trono a su hijo.

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